Cuanto más tiempo pase en Valleseco, comprenderá que su nombre es bastante irónico, pues su significado no hace justicia a un pueblo que recibe una mayor cantidad de lluvias que ninguna otra población de Gran Canaria.
Ya que Valleseco es relativamente pequeño y más bien remoto, no hay mucho en que ocuparse en comparación con otras bulliciosas y activas ciudades metropolitanas de Gran Canaria. Sin embargo, el lugar no le decepcionará en modo alguno, pues el pueblo ofrece de todos modos una serie de sitios que puede visitar. En primer lugar, le recomendamos la Iglesia de San Vicente Ferrer. La capilla original es bastante antigua, y se remonta a la primera mitad del siglo XVII. A continuación, podría pasarse por la Laguna de Valleseco. En invierno, todo su caudal se llena con resplandeciente agua fresca. Recientemente, ha sido sometida a unos programas de restauración medioambiental, que han contribuido mucho a recuperar su belleza natural original. Con todo, el pueblo de Valleseco es lo que parece, un pueblo tranquilo situado entre exuberantes montañas.
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